martes, noviembre 23, 2010

El Padre

No se había visto persona tan querida por la gente, en cada pueblo que pisara.

Parece que camina al ritmo que canta silvando sus marchas y arias alemanas, como pajaritos dando la bienvenida a la mañana, así entra a cada casa como si fuese "la alegría" requisito indispensable, antes de entrar en tu casa o corazón, sacudiéndose en un silvidito la mala vibra, como quién se sacude los pies en el tapete que trae inscrito el tan olvidado "Bienvenido".

Bendice a quién conoce con su trato y su entera generosidad, cada sermón que predica está empeñado y validado en su propia vida, su palabra trae la fuerza de la verdad comprobada por él mismo.

Si algo enseña su natural personalidad es que la vida, no es de uno, si no es pa entregarla. Basta con escucharle para ver que lo valores siguen vivos. Lo más curioso es que entre más años tiene, más parece jóven y menos conservador se hace, porque no "conserva" para él nada.

Yo estoy seguro que más de alguna mujer se ha conmovido con su belleza y se ha de haber confundido, pobre pero no la culpo, su limpia y nada discreta carcajada puede enamorar. Tengo la sospecha que los seres humanos fácilmente se pueden embelezar con la autenticidad y es esa su carnet de identidad.

El mundo le sigue quedando chiquito porque es cómplice del amor. Lo recorre como un gigante abrazando a sus hermanos de todos colores y llevándoselos en sus ojos para repartirlos en otro sitio con mas abrazos.

Yo no sé que sería de mucha gente, incluyéndome, sin él.
El amor se le cae por los poros y se le escurre en esa tierna sonrisa que contagia de alegría como el silvidito alegre con el que llega saludando para comenzar a dar vida.


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