jueves, marzo 10, 2011

Una!

Previo a partir te digo que quizá no vaya...
Que bien es cierto que en cualquier momento
La respiración es la que se va volando
Aunque en este lugar se queden congas, sones
Chacareras, milongas y un poco de yerba.
Será por eso que por ti mi sangre hierve.
O por que se te nota el amor en los pies.
Será por el milagro irracional y matutino
Quizá el florecimiento tuyo en primavera
Porque te quiero aunque no te vea
Ojalá que bailes, un ritmo viejo que canta
Ariles de la distancia y la locura
Bailando tu sonrisa sobre madera
Si me invitas voy, pa que bailes
Pa que toques el cielo con el coraSon.
Que el mundo se acabe, me voy contigo

Con tu ritmo santo el mundo baile más

Siempre pa delante nunca para atrás



una!


martes, marzo 08, 2011

Inventario

Hoy, aquí en donde estoy y como me encuentro,
Hoy, aquí, esta tarde, esta tarde huele a ti.
(Fragmento, Carlos Lemus)

Con todo y la espesa respiración, el pesar de los párpados y un suspiro a medias, te convido al estandarte de mi voz, en el caballete de la memoría, porque es indeleble el arcoíris que pintó mi respiración cantante, en este arte de haberte amado.

Me quedé con esa afirmación, con esa magnífica pócima con la que se refrescan los labios, con la que se inician los sueños, con la que se sostiene una mirada.
Aquí conmigo permanecen los fragantes despertares matutinos de tu lado de la cama, las mil y un maneras de robar irracionales y cómplices sonrisas.
Realmente tengo las manos llenas de aire intencionado que se nota a la más mínima caricia.
Se han acentuado y fortalecido los músculos de la voluntad y se agilizaron los trámites de los juegos inútiles.
Se ha santificado la palabra y se honra la realidad que genera, como de por sí.

Los piés siguen su camino, con los compañeros de sueños, con la música de la tierra, con los victoriosos infantes que han derrocado la apatía instituída.

Para la absoluta y sufrida pérdida, el relativo y efímero tiempo.

Hay algo que no logro encontrar, ni adentrándome a lo más profundo de las raíces y realmente me pesó haber perdido, tu palabra... pareciera que se fue con el temporal.

Están creciendo los frutos del vaciarse de uno mismo, los frutos de la muerte al ego.

Ya no son tus ojos los que me escuchan, ni tus oídos los que me leen.
Somos otros, otras, otroas... asegún.