Quisiera brindarte
mi palabra en flor, en la mañana más linda que mi país pueda despertar. Sin embargo,
seguimos en guerra, llenos de ollín, de smog, de sangre.
Ni los sonidos tropicales, el contrapunto, ni
los tamales, ni las posadas, ni los mariachis, ni la alegría despierta al pueblo
mexicano. Está secuestrado, atado de manos, no ha podido zafarse de tanta madriza.
Primero los candidatos… pa llorar, era obvio que de un puñadito de maldad, no
saldría un milagro, algo jodido saldría…. Y salió lo peor…. El retroceso,
cangrejeando vamos, mayoría en congreso, reforma tras reforma, sin plebiscito,
sin consulta, represión, el absurdo. (escribo mientras me bombardea una
musiquita “deele dele nomás, con el garrote que le va a gustar” y pienso que
nada puede ser más ilustrador que ese fragmento de canción).
Pareciera
que estratégicamente usaron navidad, el frio, las posadas, lucerito, para pasar
todo todo… Diera la impresión que nos hemos rendido, hemos perdido las calles,
hemos perdido la voz con este nudo en la garganta. Solo atestiguamos más y más
absurdo y sigue deprimido nuestro lado izquierdo.
Ya no
cantan cenzontles ni calandrias, las canciones de protesta se convirtieron en villancicos.
Me cuesta ver la cuesta de Enero en Michoacán, en Morelos y nosotros
solucionando los problemas desde facebook, desde lo calientito del escritorio.
¿Dónde
están?.... como se le ayuda a Michoacán… ¿calladitos?... Me queda claro que el
gobierno ya mando su ayudita, a los delincuentes, a los templarios.
El gobierno
al revés…. ¿Por qué sigue ahí? ¿Por qué no le escupen? ¿Por qué no lloran? ¿Por
qué seguimos aquí? ¿Acaso estamos entumidos de tanto chingazo?
Hay unos
México s clandestinos organizados, que se conocen, que se saludan. Hay pueblos
que se ayudan, en desastres. Parece que pocos pueblos se han indignado con el
gobierno y han hecho algo. Mandarlo a la chingada, tirarlo a la basura porque NO
SIRVE. Repetidas ocasiones nos lo demuestra. En nuestra cara aprueban reformas,
empleados de petroleras, en nuestra cara líderes sindicales millonarios coludidos
con el gobierno y un sinfín de mensajes de muerte que tu y yo conocemos.
Aquí en
México está prohibido ser democrático, está prohibido querer a tu pueblo y peor
aún está prohibido que el pueblo hable, mucho menos que el pueblo mande. Están
prohibidas las asambleas, está prohibida la autogestión.
Pero
existen ahí algunos, que con muy poquito están parados, organizándose,
viéndose, conociéndose.
Ahí siguen,
están creciendo, se están reproduciendo, re-educando, reconquistando y
regocijando su dignidad rebelde, alegre y cantante.
Te dejo la
flor de mi palabra, tan frágil como un capullito, tan pisoteada como la tierra.