lunes, febrero 22, 2010

La voz del viento

Ya lo entenderás, dijo el Viejo Eusebio.

Esto de entender, es de escuchar con los ojos y hablar con los oídos.
Mira bien, que no se trata de edad, se trata del viento.
Mira, dejemos que el viento hable, uno nomás lo respira, por cada poro, intersticio y comisuras.

Es verdad no se si fue ella o el viento, quién me ha dicho al oído esas palabras
que sólo dejan vida a su paso, la verdad no importa, que el viento y ella hablan el mismo lenguaje.

Van y vienen igual, cuando quieren te visitan, a veces crees que se van pero ahí merito están pegaditos a tí, esperando ser respirados, otras veces sin permiso se te meten o te acarician y otras veces sí se fueron y por ahí andan.

El viento y ella no son lo mismo, pero son algo así como hermanos.

Dicen pues chaval- dijo el viejo Eusebio- que el modo de vivirlos es abrazarlos sin retenerlos.

Ya lo entenderás- Repitió y se quedó como meditando, lo que él decía que yo entendiera.

(Ilustración; Marcos Ochoa 1996)

miércoles, febrero 17, 2010

Duelo...

Querida negrita, seguís ausente...

Ni mis extensas oraciones de faz al cielo te traen de regreso.
Bien dicen que no estás perdida, que simplemente estás donde estás y yo... extrañándote tanto.
Nunca creí que nos identificaramos tánto y te quedaras con tántos recuerdos.

Estamos jodidos los dos, cada quién por su lado... manchados, maltratados
Espero que quién te encuentre, te encuentre tan linda como yo te perdí
te quiera y te lleve consigo a todas partes como lo haciamos juntos.

No puedo olvidar esa tu figura, tan mía.
Querida negrita vuelve... la pérdida de tu interior es mi mayor desvelo
mi inquietud, mi falta de identidad... tengo que conducirme clandestinamente.
desde que te perdí....
















¿Alguién ha visto mi cartera?

Mientras te espero

No sabía que no tenerte podía ser tan dulce como llamarte para que vengas aunque no vengas (Juan Gelman, Fragmento)

La tranquilidad es consecuente con tus humos danzantes
De tus múltiples sonrisas solitarias, de tu devenir admirado
Sé que antes te he visto, en un cansancio fértil, en una espera inédita
Lo verdaderamente inhóspito es tu destierro voluntario.
No me dejes con el cúmulo de palabras amordazadas.
No me dejes con la congflagración del odio y del amor.
Déjame entonces tus estrellas que platican, los cuentos que abrazan
y los besos que se alimentan de futuros.
Permanezco plasmado entonces, decoro tu recuerdo a contraluz
Recobro los sostenes de mi voluntad para oirte de nuevo.
Erguida cantante, danzante amante.