- ¿Y luego, qué te pasó?
- Me caí Tata, se me desbocó el caballo, se le aflojó la rienda, ya no lo pude parar y me tuve que tirar, mero ahí donde había muchas piedras que no se veían.
-¡Ah vale tan!...
-Perdóname Tata.
-No llore mijo, en veces así pasa de por si. Límpiese bien.
-Me cala Tata.
- Ni modo, aguántese, eso le va a enseñar a irse con cuidado, estos animales en veces no le hacen caso a uno. Miran tierrita parejita, sienten el frescor, y se sueltan a correr.
El viento y las flores, que atrás dejan se la pasan recordándoles que la libertad es suya.
Lo que uno debe de hacer en caso de que el caballo empiece a correr lleno de adrenalina, es inclinarse hacia atrás, amacizarse fuerte de las piernas, mantener el equilibrio, no jalar la rienda. solito va agarrar monte y va a ir parando de a poco.
-Pero se va rete lejos, Tata
-Ni modo ya lo regresarás con calmita, el chiste pues, es que aprenderá por si mismo a que no pasa nada, a que puede caminar, y si no, agárrase fuerte y disfruta el galope, luego te bajas, ya que solito agarre su pasito.
Sin miedo mijo, sin miedo
Apócrifo VII
3 de Noviembre de 2012
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