lunes, octubre 29, 2012

Ruperto

Para Ana y Daniela

Las princesas no se quieren dormir.
Hasta que Ruperto les cante una historia,
de esas que trae debajo de la manga.

Este individuo se encontraba perdido en los territorios de este par de florecitas traviesas que preguntaban todo.

Lo único que Ruperto tenía para sobrevivir eran sus patitas, con las que se llevaba viajando, asi un buen dia, al pié de la cama de estas bellas pequeñas, encontró una guitarra, y le nombró Sara Juana.

Las princesas nunca le dijeron su nombre, entonces Ruperto les tuvo que poner de alguna manera... porque tampoco sabía mucho de nombres humanos ni de escoger nombres...

Alguien dejo un plato de comida en la mesa, un plato de Spaghetti afuera, Ruperto se lo comió todo y a la primera así la nombró, porque el plato y la ella olían a lo mismo... ¨Princesita pedacito de spaghetti". La otra niña era muy enojona y dulce a la vez, a veces se ponía negrita de coraje y en veces roja de vergüenza, y le puso "Princesita Rojinegra" (Nada que ver que Ruperto le fuera al Atlas... es mera coincidencia)

Realmente, Ruperto, no cantaba muy bonito y ni se sabía ninguna canción. Simplemente les cantaba y bailaba historias de un mundo bonito y parejo, donde estas princesas serían reinas, no por decreto, si no por que tendrían la bondad de saberse siempre juntas y entregadas a la alegría.

Ruperto a veces se asoma olfateando, al pié de la cama y se alegra...

Piensa que ya no están, porque con sus propias patitas se fueron a bailar y cantar al mundo


Las historias de Ruperto, el perro que habla y canta

No hay comentarios.: