domingo, julio 06, 2025

Discriminación en Sereno

 A modo de diario.... ahí disculpen, no me gusta escribir así pero bueno... ahí les voy.

Había pasado mucho tiempo en el cual no me sentía discriminado como el pasado viernes.

Un amigo convocó a ir por un trago vespertino antes de partir a casa, yo llegué mas tarde que todos al lugar, un lugar llamado el Sereno, que de Sereno no tenía un carajo. 

Ellos ya estaban sentados en la parte de afuera, el chofer de Uber me dejó en la puerta y me dirigí a entrar como en cualquier otro sitio. Cinco guardias de seguridad impidieron mi paso, ante mi sorpresa, se me cayó el teléfono y torpemente lo recogí. Sentí inmediatamente, eso que en algún otro momento había experimentado, no me dejarían entrar por cualquier pretexto. Tuve ganas de preguntarle, mas me las contuve, ¿por viejo, panzón, chaparro, fachoso, feo o todas las anteriores? Pero alcancé a escuchar que le decían a mi amigo, que sería por que tenía zapatos de trabajo. Confundieron unas botas Merrel (botas de senderismo) con botas de trabajo.

Mi color de piel es ligeramente más obscura que los que ya estaban en la mesa, no se nota pero soy por lo menos 10 años mayor que el mayor de la mesa. No se, quizá me discriminaron por altanero, o por seguro de mí mismo porque yo ya iba pa' dentro, porque si le dije que no lo podía creer, pero lo que no podía creer, es que estas dinámicas se siguieran dando en la elitista Guadalajara, tenía mucho tiempo que no me pasaba esto a mí. 

Los compitas se tomaron la cheve y nos cambiamos de lugar. Yo estaba perfectamente bien, con dejarles estar en ese lugar, que por algo habían escogido y que de paso eran amigos de uno de los socios, bien pudieron haber charoleado pero no lo hicieron. Empezaron a comentar, como lamentándose, que empezaba a llegar el ganado. Salía a relucir, una de tantas de las razones por las que habían escogido ese lugar.

Yo soy casi cincuentón. La pregunta es, porque me junto con esa banda que a su vez está descubriendo que están entrando en el gremio de los chavorrucos, entonces eso me convierte en Doble Chavorruco. El acabose fue cuando vi pasar (rumbo a ese bar) a una ex-alumna mía. 20 años menor, por lo menos. 

Guadalajara tiene este tipo de lugares donde, si tienes treinta, ya estás ruco pal lugar, o si tienes 40 o más, vas a un tipo de bar y si tienes 50 ya es en casa de amigos y de 60 o más al parque a darle pan viejo a las palomas. Afortunadamente había estado blindado de estas dinámicas. Ésta ciudad segrega por edades y vende productos para los distintos segmentos. Aquí a la gente joven, le sigue gustando el mame.

En Bilbao, hace 10 años, nos tocó salir con dos señoras, probablemente sesentonas, que nos pasearon de bar en bar y fuimos testigos de lugares donde se congregan desde niños hasta señores de edad respetable, todos juntos alrededor de unos buenos pintxos y xacoris, unas buenas cañas y dinámicas de otro tipo. No estoy insinuando que sea mejor, pero si me contrastó la segregación por bloques de edad.

Da para otro relato, las platicas que tuvimos entre neandertales, en el nuevo bar al que fuimos a dar, el pacto patriarcal y los relatos de un macho alfa, que por momentos parecía preguntarse si un psicólogo podría hacer que se le quitara lo depredador, pero luego repetía orgulloso que no quería que se le quitara nunca. Los absurdos de un grupo de machos hablando de lo que nos han enseñado a hablar, mujeres como cartitas de Yu-Gi-Oh, al cual yo también me incluí, para no volver a ser discriminado.




En verdad que lástima porque la comida (al menos en fotos) se veía buena.

Tengo que reconocer que solo uno de los seguratas, aparentemente avergonzado de lo sucedido y me dijo como en secreto... lo siento mucho

viernes, marzo 21, 2025

Décimas al Conejo Son

Cuando el alba va asomando,
la tarima da su voz,
se estremece con los dos
que la vienen zapateando.
El requinto va templando,
la leona con su grave,
entre jaranas, un ave
de armonía y emoción,
se despierta la canción
que los une un quien sabe

 No hay lujos, sólo el sueño
de tocar por puro amor,
y en su música el valor
no lo mide el desempeño.
Zapateado sin diseño
suena el son con alegría,
no hay estrellas ni hay valía
que los haga titubear,
pues su esencia es sólo estar
donde el alma es melodía

Cada domingo temprano
cantan cuerdas y maderas,
y las almas verdaderas
se dan cita en el arcano.
Va la tarima en su mano
como un ritmo que despierta,
y la danza que concierta
va creciendo sin apuro,
pues su arte es más que puro,
que la vida a mano abierta

Cuando retumba en el suelo,
y la tarima resuena,
entra el son que encadena
y levanta todo el vuelo.
No hay aplauso ni señuelo
que los pueda confundir,
pues la música es sentir
que la tierra los sostiene,
y aunque el mundo los condene,
su alegría es resistir.

Los acordes van naciendo
sin maestro ni guion,
y en su libre tradición
la guitarra va fluyendo.
la madera va absorbiendo
la pasión de su compás,
y entre un son firme y tenaz
los rasgueos van marcando,
pues el arte está embrujando
como el vuelo de alcatraz

Sin patrón ni luminarias,
sólo un patio familiar,
y en la tarima al tocar
van danzando las plegarias.
Las mañanas solidarias
son su himno de hermandad,
aunque fama en su maldad
les prometa un falso brillo,
ellos siguen su estribillo
con su fiel integridad.

Que no falte burburona,
que el requinto no desmaye,
que la jarana no calle
y que la cadencia sazona.
Una tarima que emociona
como un eco natural,
y en su voz más terrenal
canta el alma del Conejo,
que sin gloria ni reflejo
nunca pare su arrabal.

No precisan de contratos,
ni de galas ni fanfarrias,
su arte no cosa de farias
y no hay precio para actos.
Entre jaranas y zapatos
su historia se hace real,
y en su noble ritual
el alma siempre se eleva,
y su música no se quiebra,
pues su fuerza es natural.

Elles tocan por la vida,
por la sangre y la raíz,
por el canto que es matriz
de una patria compartida.
No hay premio que los divida,
ni bandera que los parte,
su música es su baluarte,
y aunque el mundo los condene,
su arte nunca se detiene,
porque el alma es su estandarte

Que este fandango resuene
al compás del zapateado,
que el requinto apasionado
nunca deje que se frene.
Ningún galardonado tiene
el poder de intimidar,
pues la música al sonar
no se compra ni se humilla,
y en la unión de la cuadrilla
sigue el son sin claudicar.



Mi maracuyá enchocolatado