Cuando el alba va asomando,
la tarima da su voz,
se estremece con los dos
que la vienen zapateando.
El requinto va templando,
la leona con su grave,
entre jaranas, un ave
de armonía y emoción,
se despierta la canción
que los une un quien sabe
No hay lujos, sólo el sueño
de tocar por puro amor,
y en su música el valor
no lo mide el desempeño.
Zapateado sin diseño
suena el son con alegría,
no hay estrellas ni hay valía
que los haga titubear,
pues su esencia es sólo estar
donde el alma es melodía
Cada domingo temprano
cantan cuerdas y maderas,
y las almas verdaderas
se dan cita en el arcano.
Va la tarima en su mano
como un ritmo que despierta,
y la danza que concierta
va creciendo sin apuro,
pues su arte es más que puro,
que la vida a mano abierta
Cuando retumba en el suelo,
y la tarima resuena,
entra el son que encadena
y levanta todo el vuelo.
No hay aplauso ni señuelo
que los pueda confundir,
pues la música es sentir
que la tierra los sostiene,
y aunque el mundo los condene,
su alegría es resistir.
Los acordes van naciendo
sin maestro ni guion,
y en su libre tradición
la guitarra va fluyendo.
la madera va absorbiendo
la pasión de su compás,
y entre un son firme y tenaz
los rasgueos van marcando,
pues el arte está embrujando
como el vuelo de alcatraz
Sin patrón ni luminarias,
sólo un patio familiar,
y en la tarima al tocar
van danzando las plegarias.
Las mañanas solidarias
son su himno de hermandad,
aunque fama en su maldad
les prometa un falso brillo,
ellos siguen su estribillo
con su fiel integridad.
Que no falte burburona,
que el requinto no desmaye,
que la jarana no calle
y que la cadencia sazona.
Una tarima que emociona
como un eco natural,
y en su voz más terrenal
canta el alma del Conejo,
que sin gloria ni reflejo
nunca pare su arrabal.
No precisan de contratos,
ni de galas ni fanfarrias,
su arte no cosa de farias
y no hay precio para actos.
Entre jaranas y zapatos
su historia se hace real,
y en su noble ritual
el alma siempre se eleva,
y su música no se quiebra,
pues su fuerza es natural.
Elles tocan por la vida,
por la sangre y la raíz,
por el canto que es matriz
de una patria compartida.
No hay premio que los divida,
ni bandera que los parte,
su música es su baluarte,
y aunque el mundo los condene,
su arte nunca se detiene,
porque el alma es su estandarte
Que este fandango resuene
al compás del zapateado,
que el requinto apasionado
nunca deje que se frene.
Ningún galardonado tiene
el poder de intimidar,
pues la música al sonar
no se compra ni se humilla,
y en la unión de la cuadrilla
sigue el son sin claudicar.