Es pues tu jardín un valle prometedor y rico, donde está por nacer una flor y tú estás todo descontrolado, loco, enamorado, entusiasmado. Yo aquí desde lejos deseando compartir contigo esto que no cabe en ti, y a lo lejos, como hermanos que somos, me emociona igual.
Tu terreno es basto y nacerán de él todos tus destellos de esperanza alegría, compañerismo y hermandad.
He visto el amanecer desde tu casa y la música de las aves que vienen a darle la bienvenida al sol, mientras nosotros estemos embriagados de alegría y eufóricos por la vida.
Así como al sol, desde acá le doy la bienvenida, representante de la belleza que de ti sale, te fortifica y se manifiesta.
Sé que en este momento, como en todo milagro, lo menos que existe es miedo, pero volverá la noche con sus injurias a decirte que tu terreno no es suficiente, y que tu tierra aun está joven. Yo te he visto como muchos lo han hecho. Y lo que la noche dice, son mentiras porque le dan celos, de que no tiene una sola estrella que brille tanto como tus ojos en este momento.
A son de "La traviata" recibe un abrazo y un par de lágrimas que aunque sean pocas sirvan para regar tu flor.
