Ahora si mi estimado - Rompió el pequeño silencio- Aquí es cuando me voy, ¿ven este lunarcito debajo del marcapaso?, ha tomado el color que los doctores dijeron que ya no habría más remedio, así que por favor, preparen mi coche que nos vamos al hospital.
Todos en la terraza y en la pileta, tendrían ese rostro como quién está apunto de llorar a borbotones pero no lo hacen para no provocar un malestar.
-No se preocupen, todo va a estar bien, nada más llevenme.
Sus hijos, nietas y su esposa lidereaban esa caravana que se dirigía al hospital.
Al pié de la puerta 8, en ese hospital, al cabo de unas pocas horas, salió un hijo y con la tranquilidad de quien te da la hora dijo-
Ya se fue, que allá nos espera.

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