viernes, febrero 17, 2012

La despedida pendiente

Se paró al filo de la alberca de una forma sigilosa, echó una mirada panorámica que le arrancó un suspiro. Era evidente que disfrutaba el gozo de su familia, (que por cierto estaban todos). Aguardó unos minutos para cuando no hubiese tanto barullo y dijo.

Ahora si mi estimado - Rompió el pequeño silencio- Aquí es cuando me voy, ¿ven este lunarcito debajo del marcapaso?, ha tomado el color que los doctores dijeron que ya no habría más remedio, así que por favor, preparen mi coche que nos vamos al hospital.

Todos en la terraza y en la pileta, tendrían ese rostro como quién está apunto de llorar a borbotones pero no lo hacen para no provocar un malestar.

-No se preocupen, todo va a estar bien, nada más llevenme.

Sus hijos, nietas y su esposa lidereaban esa caravana que se dirigía al hospital.

Al pié de la puerta 8, en ese hospital, al cabo de unas pocas horas, salió un hijo y con la tranquilidad de quien te da la hora dijo-
Ya se fue, que allá nos espera.





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