martes, enero 22, 2013

Con todo y gritos

Como una indigente ignorada
Maltrecha, sucia con olor a cloaca
Tendida como besando a la madre tierra
Tal cual si como con sus lágrimas la rebautizara
Goteaba desde la punta de su nariz una desesperanza vizcosa,
Con alquímica tristeza sabor a lágrimas, sudor  y sangre
Los niños temen más al abandono que a la muerte.
Así nadie le hizo caso, nadie le escuchó, nadie le volteo a ver siquiera.
Por eso casi muerta deja su oración hecha liquido sobre el polvo

Y es que hacía tiempo que lo veía, hacía tiempo que lo anunció


Desde lejos lo sintió venir, ella gritaba, con toda sus fuerzas
¡Ayúdeneme me quiere violar!
¡Ayúdenme... me quiere hacer algo!
Algunos niños asintieron su temor y comenzaron a llorar
Otros adultos hicieron lo mismo por contagio
El grito, el llanto, el terror y esa mirada de muerte
No fueron suficientes para detener a ese hombre.

Un elegante tipo con calculados modos,
Sonrisa pre-fabricada y platica irrelevante,
De esos tontos que no entiendes porque les gustan a las mujeres.
Encantador de señoras, tías y suegras.
Viéndole bien la mirada se podría ver asomarse al mandinga
Venía directamente tras de ella.
Convenció a sus padres, sedujo a las señoras, compadreo a los señores
Todo esto con solo caminar hacia el frente, hacía ella.
El sonreía y ella vomitaba, sabía su naturaleza, su suciedad.

Para quién no lo notó, el tipo parecía perfecto, un adecuado e isurrecto galán
que podría dar sustentabilidad y seguridad a esta pobre morenita.

Quién escuchó a la morocha, pudo llorar, gritar, hincarse en la tierra a modo de paz a modo de indignación, lamentar el ultrajo, el despojo de la ropa, el frio y repudio, el dolor en los huesos
la indiferencia de los transeúntes, la violación inminente.






Así volvió el PRI en 2012

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