miércoles, abril 19, 2017

Desmontando

Desde hace más de mil lunas, el viejo Eusebio me enseñó varias cosas, una de ellas es la de soñar, cosa muy difícil para los hombres y mujeres de arriba. Su amigo el viejo Antonio, nos había contado ya en un fuego común, el arte de reconocer a la gente de los distintos mundos. A las gentes del oro los ricos, los de la madera los pobres y a los de maíz o sea a los de esperanza, nos lo contó a varios y muchos no muy entendieron.

En esos tiempos cuando el tiempo no daba frío, el viejo Eusebio nos enseñó como arrancar la mata que crece por un lado de la milpa, esa que no deja crecer bien la mazorca y luego sale sin jilote. Pero muchos nuevos se confundían y cortaban la misma mata de maíz en lugar de nomás desmontar, a veces uno nuevo se confundía pues. Otros nuevos no querían arrancar la mata pos porque tenía flores muy bonitas, o también era naturaleza, quesque servia pa hacer té, ahí luego andarían lamentándose porque el monte le robo su fuerza y salió sin fruto o con uno flaquito que no servía pa nada.

También nos enseñó a vernos de por si como nosotros, porque si uno pensaba en si solo ya de por si no era cabal. Y fue entonces que entendimos, que así hemos caminado desde siempre, como la milpa misma, que no vive sin nosotros y sin ella tampoco vivimos todos y todas. Mero ahí convive el señor frijolito, don chayote y la señora dulce calabaza, todos juntos, pero si sale la mata, también llamada monte, pos habrá que cortarla.

Uno por tarugo pos fácil que se equivoca, pero lo decían los viejos, al pasito avanzamos, despacito como el caracolito. Si uno ve bien, puede ver que abajo hay calma pero en la montaña hay tormenta, y si uno es cabal con el nosotros, será como el agua que luego será maíz, frijol, porque nosotros somos arroyos, pero no somos solos, pero si uno, eso no muy lo entienden a la primera, porque nos ven caminar al pasito.

Se está creciendo el río... de por sí.

¿De que color son pues los hombres y mujeres de maíz?
Tanto el viejo Antonio como el viejo Eusebio, que son muy compas, nos dieron como cuatro mazorcas de la misma milpa, una roja, otra amarilla, una azul y la otra de muchos colores. Así pues, los hombres y mujeres verdaderos, los de maíz no tienen rostro, dijo el viejo Antonio, por eso caminan de noche, como hombres y mujeres murciélagos.

- Creen que tenemos miedo Don Eusebio.
- Miedo de por si no, nomás estamos callados, pero la fuerza viene de la montaña bajando, bajando...
- Ustedes son arroyo y nosotros el río... y una vez que el arroyo baja... ya no tiene regreso., dijo el viejo Antonio



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