Cartas desde el exilio Año 8 "Mujer"

Le dije al Viejo que me dolían los pies al caminar
Que si estaba bien si parábamos un rato
Me contestó asintiendo la cabeza, pero no fue el quién habló.

Fue ella, quien primero me observó y se sentó a mi lado.

Me cubrió con una frazada empezando a comunicarme con sus ojos y sus brazos.
Mis pies empezaron a sentir alivio, mi espalda, así como mi cabeza.
No habló, o bien no emitió ningún sonido.
Su lenguaje y el mío son distintos mas se entendieron esos minutos

Me transmitió por unos momentos, los dolores de una mujer.

Rechazo por juicio de los varones
Comunicar tanto en un lenguaje tan distinto y tener un receptor prejuicioso
La constante mirada que le atañe como objeto de placer desde muy temprana edad
La prohibición o juicio de su propio placer
Un tácito trato de inferior y tragárselo por tradición
Cargar un ser y deformar su cuerpo flexible para dar vida
Recibirle con dolor y lágrimas a sus brazos como nueva morada
Sentir su corazón cercano seguido de sufrir la independencia
La muerte del fruto su enrtaña, negación de la compasión, dignidad rebelde y pacífica
A pesar de todo esto y muchas cosas más que no sé como describir
Volver al amor, dar hasta que duele, seguir como si nada.

No había considerado la posibilidad de siquiera imaginar,
Que yo también me he conducido por este contexto.
Éste escenario donde no hay cabida para mi error,
La total y rotunda ignorancia de este mundo tan distinto
La sobrentendida falta de respeto a su constante e infalible entrega

Yo creo que ésta linda mujer, no se me había acercado tanto durante el camino
Porque sabía que me iba a destrozar lo que yo tenía entendido como "mi ser"
Creí que era una confabulación entre el Viejo y ella, ya que entre mas me retorcía
de vergüenza e indignación por lo que mi género hace sin darse cuenta, el Viejo, más sonreía.

No se aún para qué el Viejo haya permitido su enmudecimiento, el acercamiento y mi padecimiento, sólo sé que ésta comunicación en espiral llega directo al Alma para quien lo quiere ver.

Te prevengo algo. Carezco de valor para olvidar...
(Ana-Eliseo Subiela. El lado oscuro del corazón)

Yo encontré Su Corazón brillando por dentro y por fuera. Yo he sido acogido en este Paraíso...