miércoles, septiembre 29, 2010

Incongruencias

Gracias a un atajo y un poco de morbo, Pablo conducía por ese barrio tan colorido, donde solía pasar sus mejores tardes, sus mejores noches, donde vivía la que fue su novia .

Al dar la vuelta a un callejón escapó de una calle cerrada y una fiesta que desbordaba por los balcones, girando la esquina fuera de un inmueble, se encontró con ella... estaba por meter su coche, que él no conocía, en el estacionamiento del departamento, que él no conocía.

Pablo sabía perfectamente que éste era su barrio ya que él, ahí era donde ansioso iría solo por un beso, sin importar circunstancia alguna. La verdad tardó unos minutos en identificarla, Ella seguía igual de linda, aunque él honestamente no le reconoció. Ella sí sabía quien era, le conocía mejor que nadie, esperó unos minutos para saludarle, como burlándose en silencio de su torpeza, de verlo ansioso y sorprendido de ese inesperado encuentro, le invitó a pasar al departamento como quién no tiene remedio, rompió el hielo encendiendo un cigarrillo de una marca que no solía fumar, de esos oscuros.

Después de una incomoda y civilizada charla de actualización así como una lucha interna y constante por evitar verse vulnerables, Pablo marchó y ella se preparó para dormir, ambos soltaron en un suspiro, cada quién en un lado distinto de la puerta, la implacable catársis de comerse a besos o matarse de una buena vez, no sin antes haberse deseado lo mejor.

Eran otros y simultáneamente los mismos, con un lado vivo y otro muerto, los que hubieran preferido no encontrarse y se buscaron, los que no tuvieron más remedio que quererse a pesar de ellos mismos, los que desnudaban sus miradas aunque sus bocas soltaran las más increíbles incongruencias.

No hay comentarios.: