martes, septiembre 14, 2010

La otra cruda moral femenina

Mareada despertó en su habitación, con el alma debajo de la cama y la misma ropa de un día anterior, con todo tipo de cruda, Lupita pensó...

¡Cómo quisiera ser un hombre chingada madre!

Le hubiera agarrado las nalgas sin remordimiento alguno, lo hubiera intentado besar yo sin esperar nada, me hubiera valido madre su edad, hubiese dado exhibición de mi borrachera, es más, me la hubieran festejado, si me hubiera rechazado lo mando a la chingada por otro, así sencillo, sin las estúpidas explicaciones de ser feliz o no, sin importarme un pedo su anillo en la mano izquierda, sus canas, su trabajo, me hubiese concentrado en su escote, en este caso su camisa abierta y no en sus ojos, le hubiera hecho caso a las punzadas de mi entrepierna y no a las de mi pecho, sencillo, me hubiera dejado de pendejadas y me le hubiera lanzado por enésima vez justificándome con mi estado alcohólico, sin importar que volteara la cara como boxeador contra la esquina...
Me hubiera sujetado de su pecho y no de su cintura, cuando me subí en su moto, le hubiera pegado mi entrepierna en su trasero....

Pero no, ésta maldita condición de mujer decente...

No sé si Dios me castigará por idiota o me recompensará por prudente

Uno como sea... las criaturas son las que sufren




2 comentarios:

Jorge dijo...

Pinche Vieja...

Anónimo dijo...

escritor:
En cuanto a esta publicación me late cañon q una mujer pensara como los pinches hombres.... q les vale estar con una u otra sin ´preocuparse por el que diran... viva la liberacion femenina pero llevemosla a cabo sin limitarnos tanto al que diran como dicen a lo hecho pecho solo cuidemonos para no cagarla jamas...